El nuevo tipo de bono que analiza Economía para superar el problema de la deuda en pesos
Redacción - 16 enero, 2023
Ante un año con una gran masa de vencimientos de deuda, e inversores reacios a tomar deuda cuyo vencimiento supere las elecciones de octubre, el Gobierno analiza emitir un nuevo bono ligado a la recaudación fiscal.
Este año el Gobierno se enfrenta a grandes vencimientos de deuda en pesos. La característica electoral de este año no genera más que preocupación en los inversores, quienes temen que un cambio en el color político del gobierno acarree una modificación en las reglas del juego. Es por eso que prefieren tomar letras y bonos de muy corto plazo, con vencimientos que no pasan la barrera de diciembre del 2023, generando que se acumulen los vencimientos de deuda y aumente el riesgo de una corrida cambiaria.
En la primera semana de enero Economía logró un exitoso canje voluntario de deuda, al despejar casi 3 billones de pesos de los 4,3 billones que vencían en el primer trimestre. Sin embargo, los vencimientos se acumularon en el segundo semestre del año, con unos pocos pactados para febrero del 2024. A raíz de esto, el Gobierno analiza una nueva estrategia para superar los problemas que tiene a la hora de emitir deuda en pesos (para el sector privado) cuyo vencimiento supere el fin del mandato presidencial, el 10 de diciembre.
Una de las opciones que está barajando la cartera que dirige Sergio Massa es la de emitir un nuevo tipo de bono. Dado que ya no es posible seducir a los inversores, principalmente privados, con la forma de ajuste —sea tasa fija, CER, dollar linked o dual—, se está pensando en la forma en que se paga: se piensa en un “bono de crédito fiscal”, que, si bien todavía no ha tomado una forma concreta, en principio la idea es que quede atado a la recaudación futura de la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP).
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El funcionamiento del “bono de crédito fiscal” sería más o menos el siguiente: un banco —que es agente de percepción de impuestos— invierte en un bono del Tesoro por un monto similar a los impuestos que percibe o va a percibir a futuro. Ese dinero invertido es lo que obtiene Economía como financiamiento, mientras que el banco inversor se beneficia al evitar tener que rendir cuentas con la AFIP en el futuro, porque cuando le corresponda girar a la entidad el dinero que recauda va a poder presentar el bono que suscribió. Es decir, el tenedor del bono se va a cobrar sólo los pagos de capital e intereses al no girar al Estado impuestos que ya adelantó. Respecto a los ingresos fiscales, el esquema analizado asegura no comprometer los de años futuros, sólo los del año presente.
Con esta propuesta, el Gobierno busca convencer al mercado de que el próximo gobierno que asuma en diciembre va a terminar pagando la deuda en pesos, quiera o no. Esto se debe a que los impuestos ya se adelantaron y alcanza con no volverlos a pagar para obtener el rendimiento prometido en la emisión de deuda.
Economía buscaría tentar con este tipo de bono al inversor final, es decir, a las empresas que no tienen acceso al mercado cambiario ni a los dólares financieros —generalmente, importadoras—, y no tanto al sector financiero en sí, como los fondos comunes de inversión y los bancos.
Estas empresas, al no poder acceder al mercado cambiario, con los pesos que acumulan realizan depósitos y colocaciones en fondos comunes, los cuales son colocados por los bancos en deuda del Banco Central, es decir, Lelis y pases pasivos. De los 16 billones de pesos que hay en depósitos del sector privado que había en bancos en octubre, casi 8,6 billones, el 54% del total, corresponden a empresas. Toda esa masa de pesos va a deuda del Central y acrecenta la “bola de nieve” de la deuda en pesos.
El Ministerio de Economía apunta particularmente a esos inversores. El bono de crédito fiscal debería tentar a esas empresas que explican la enorme masa de depósitos y, con ellos, la bola de Leliqs y pases pasivos, a financiar al fisco de forma directa. De lograrlo, alargaría los plazos de la deuda en pesos y permitiría superar la montaña de vencimientos que se acumulan en los próximos doce meses.
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